Riesgos más habituales con que se enfrenta el teletrabajo

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La experiencia es la madre de la ciencia.

Refrán que prima la práctica y la experiencia por encima del conocimiento teórico, tanto en las ciencias como en las artes, o en cualquier ámbito de la vida. El proverbio latino afirma que «La experiencia es la madre de las cosas».

Al final los trabajadores, que contaban con el equipo por lo menos adecuado, se han adaptado al teletrabajo con mucha facilidad, tres meses después, se está volviendo a la normalidad y las empresas están mirando por el retrovisor, ofreciendo a sus trabajores/as, la oportunidad de seguir trabajando desde casa, por lo menos un par de días. Algo se mueve y es el incremento de la productividad, por cierto, de los que están trabajando. Porque la otra cara de la moneda, es dramática, miles y miles de trabajadores están  inmersos en ERTEs o despidos.

Durante estas últimas décadas, el trabajo presencial en las oficinas ha ido coexistiendo con el teletrabajo en algunas organizaciones y empresas. Esta modalidad a distancia (teletrabajo) ha surgido como consecuencia por un lado de las necesidades actuales del mercado laboral y por otro lado del desarrollo de las tecnologías de la información y de la comunicación.

Durante unos meses, la pandemia Covid 19 ha obligado las empresas a reducir al mínimo la presencialidad en las oficinas y en cambio, a aumentar la modalidad de teletrabajo. Hay que poner de manifiesto que para algunos puestos, el trabajo fuera de la empresa no siempre es viable; en el caso de las profesiones donde el teletrabajo es factible suelen enfrentarse con muchos problemas tales como las condiciones de trabajo, la sobrecarga de trabajo, la dificultad de conciliar las tareas de la empresa y los compromisos familiares o personales, la dificultad de establecer los descansos apropiados, la dificultad para controlar la ansiedad y el estrés, etc.

Uno de los riesgos más habituales con que se enfrenta el teletrabajo es la falta de pautas claras en la ejecución de las tareas y de control por parte de la empresa de modo que el trabajador podría encontrarse con un volumen exagerado de tareas a realizar; consecuentemente, el trabajo podría salir mal o que no se alcanzaría los estándares de calidad requerida.

Esta situación es una de las principales fuentes de problemas psicológicos (estrés laboral, síndrome de estar quemado, ansiedad, sentimientos de acoso laboral, etc.) asociados que suelen darse en el teletrabajo. A la hora de implantar la modalidad de teletrabajo, la empresa debe tener, en cuenta entre otras cosas, los siguientes aspectos:

(a)  planificar adecuadamente las tareas a ejecutar por el teletrabajador;

(b) tener en cuenta la necesidad del trabajador de conciliar el trabajo y la vida familiar o personal;

(c) interesarse por las condiciones del lugar donde el empleado realiza o va a realizar el teletrabajo (espacio de trabajo, ordenador, conexión estable de Internet, teléfono, etc.) ;

(d) medir la satisfacción del trabajador;

(e) evitar el aislamiento y mantener la comunicación fluida para animar al trabajador y para el seguimiento (no comunicarse con el empleado solamente para darle más y más trabajo;

(f) contabilizar las horas trabajadas;

(g) celebrar los éxitos con el trabajador y su equipo;

(h) remunerar el esfuerzo con la compensación adecuada y/o con el salario emocional, etc.

Durante estos días de confinamiento y del estado de alarma, una de las frases más repetidas entre los políticos y empresarios ha sido «el teletrabajo ha funcionado mejor de lo que se esperaba». En esta interpretación, existe un sesgo destacado denominado “efecto Covid-19” que hay que tener en cuenta.

Sin lugar a dudas, algunos trabajadores han encontrado en su trabajo una «vía de escape» para aguantar la situación de confinamiento y el estado de alarma en que sus movimientos y actividades sociales se vieron reducidos. El trabajo se convirtió en un elemento capital para evitar o reducir la ansiedad y el estrés provocado por la pandemia.

El principal reto radica en encontrar las estrategias necesarias sobre  cómo las empresas y los trabajadores deberían ir adaptando las características del teletrabajo en esta “nueva normalidad” con el fin de, por una parte lograr los objetivos de la organización o empresa y por otra parte garantizar el bienestar del trabajador.

La formación es clave para dotar a los teletrabajadores de conocimientos y competencias necesarias para teletrabajar en entornos virtuales, para garantizar su bienestar psicológico, y para mejorar sus habilidades en el diseño de su entorno de trabajo y de lograr la prevención de riesgos laborales.