En Europa se apuesta por la formación Senior

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La formación Senior para fomentar el envejecimiento activo

La formación como vía para el envejecimiento activo

El grupo de población de 55 y más años, conocido como Senior, está creciendo rápidamente en términos absolutos y relativos, debido a la proximidad a la edad teórica de jubilación de la generación del baby-boom. Por lo tanto, resulta imprescindible que las actuaciones públicas y privadas se adapten para aprovechar el importante capital humano de este colectivo: nivel de estudios, formación, conocimientos, experiencia, etc. Las personas que pertenecen a este colectivo Senior tienen un capital humano muy importante y, por lo tanto, se deben encontrar los mecanismos para seguir aprovechando su potencial, tanto de aquellos que desean seguir en activo como de los que finalizan su etapa laboral.

Hasta aquí, como se puede comprobar son resultados que se deben corregir. Sin embargo, el envejecimiento poblacional ha de verse no solo como un problema, sino que tiene una perspectiva positiva que debe tenerse muy en cuenta. Que vivamos más años y con una mejor calidad de vida es algo muy positivo. Además, nuestros mayores finalizan su vida activa en mejores condiciones de salud que hace dos décadas. De ahí que sea necesario apostar por un envejecimiento activo. Precisamente una forma de hacer esto es a través de la formación de las personas mayores, garantizándoles una oferta educativa de interés y calidad.

A nivel europeo, tanto desde la perspectiva empresarial, como desde las propias universidades, se viene apostando por seguir formando a las personas mayores. Gracias a este tipo de educación se consigue que los trabajadores mayores permanezcan más tiempo en el mercado de trabajo y/o que una vez terminada su vida activa puedan adaptarse a la nueva realidad económica y social, siendo especialmente importante esta labor en el campo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs).

Así, muchos países de la Unión Europea posibilitan una jubilación voluntaria gradual de sus trabajadores de más edad, compatibilizando el cobro de una pensión con el trabajo, lo que permite que este colectivo de trabajadores, puedan formar a los más jóvenes, garantizando una formación específica en la empresa. Esto beneficia tanto al propio trabajador, puesto que permite una transición mucho más “tranquila” de cara a su jubilación, a los empleados de menos edad que tienen el mejor maestro para adaptarse al nuevo entorno laboral y, a la empresa, ya que permite reducir sus costes de formación y consigue una mejor y más rápida adaptación de sus plantillas, con el consiguiente aumento de su  productividad.

Una segunda vía para mejorar la formación de las personas mayores es a través de los programas formativos generalistas. En este caso, no se suele perseguir una adaptación al mercado de trabajo, sino garantizar una formación que permita seguir desarrollando las capacidades intelectuales con la edad. Al mismo tiempo, este tipo de programas posibilita la convivencia con otras personas, lo que evita el aislamiento y el sedentarismo de nuestros mayores, algo que se suele producir cuando se van cumpliendo años. Por lo tanto, además de cumplir con una función académica, estos programas para mayores tienen también una importante vertiente social y de integración.

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Fuente: laregion.es